viernes, 20 de octubre de 2017

Acerca del concepto de "utilización política de un cuerpo"

1. Sobre el caso.
Es muy común por estos días ver, de parte de referentes mediáticos y personas comunes, ofuscación por un supuesto "uso político" del caso Maldonado. Parece ser que dirigentes, así como militantes o simples votantes, incluso su propia familia, no pueden dejar de pensar en sus ambiciones electorales y tratan permanentemente de sacar rédito político de la desaparición y posterior aparición de un argentino en circunstancias, al menos, algo confusas. Todo el accionar de grupos de diversos partidos políticos, organizaciones de derechos humanos, periodistas, cuidadanos "de a pié", etc, estaría (según esta lógica) motivada tan sólo para lograr una variación en los resultados de este domingo.

Todo esto suena muy lógico si no fuese porque se posiciona sobre lo que a mi entender es una falacia absoluta. Esto es: la anulación de las circunstancias en que se produce la desaparición forzada.
Maldonado no desapareció mágicamente, o cayéndose en un bache mientras caminaba por la ciudad, o perdiéndose en un bosque. Su desaparición se dió en el marco de una represión perpetrada por una fuerza armada estatal hacia una protesta mapuche dentro de la cual se encontraba Santiago. Con el agravante de sobrepasar la orden del juez que pedía tan sólo liberar la ruta, entrar en la comunidad a los tiros e iniciar una cacería hasta el río, lugar donde (dicen los testigos) dan con Maldonado. Y con el agravante de la presencia de un funcionario público en el mismo lugar y momento.

Hasta acá tenemos datos suficientes como para determinar la responsabilidad política de lo ocurrido, pero si nos situamos en el origen del conflicto (la protesta mapuche por las tierras hoy propiedad del grupo Benetton, la fuerza estatal funcionando en defensa de sus intereses, en el marco de un Estado que garantiza el derecho sagrado de la propiedad privada de sus propios recursos naturales a un grupo extranjero antes que mediar en el conflicto y reconocer los derechos de sus poblaciones autóctonas), tendremos una dimensión ideológica.

2. Sobre la interpretación de la noticia del caso.
Los que arguyen el mentado "uso político" del caso sólo tienen una cosa en mente: la inconveniencia del mismo para el gobierno actual.
Casualmente, los que utilizan este "argumento" son manifiestos defensores del macrismo. Dirigentes, periodistas, militantes, y votantes no arrepentidos necesitan relativizar el caso y señalar las reacciones de una gran parte de la población para desviar la atención. Para ello se valieron, principalmente, de dos recursos: a) la comparación con Julio Lopez, en una muestra miserable de hipocresía aún superando el "#nadie menos", y b) el desinterés manifiesto y búsqueda de rebaje del tema mediante la acusación de uso político del mismo. De esto último me quiero ocupar especialmente.

3. La utilización está en la interpretación.
José Ingenieros decía que el mediocre se escandalizaba con el desnudo artístico por lo que a él mismo le producía. Es la misma lógica que tiene el "macho" cuando acusa de provocación a una mujer por su forma de vestirse. Y es la misma lógica que, a mi entender, funciona en aquellos que ven en una manifestación que exige la aparición con vida de un desaparecido, en la interpelación al Estado y sus ministros, en la condena de los dichos vergonzosos y el extremo cinismo de la principal candidata en CABA, y en la abominación del silencio presidencial un uso político de la muerte.
Los que hacen un uso político de la muerte no somos los que pedimos la aparición con vida y ahora exigimos saber qué pasó con ese cuerpo, son los defensores de un gobierno encubridor, que por vergüenza propia necesitan justificar su voto miserable relativizando todo, incluso la muerte. A todos ellos les digo: háganse cargo. Ustedes son los que utilizan, ya no políticamente un muerto, sino personalmente, egocéntricamente, tratando de que sus pobres opiniones políticas vertidas en otro tiempo no terminen justificando esto. Son tan mediocres, que en vez de condenar lo ocurrido, se hacen los desentendidos, los desinteresados, los "desilusionados" de la política. Desilusiónense, sí, de lo que ustedes consideran política: simple choque de fuerzas para traccionar votos de aquí para allá. Para nosotros hay mucho más en juego.




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